y el ángel sesga sus alas
y se doblega como el hombre
a la única verdad aceptada.
El cordero lame la garganta
detenida en un susurro, descansada,
caliente de ecos y recuerdos
que fluyen altivos de la boca.
Alguien ha reservado una suite
para el nuevo inquilino.
En el centro, un suntuoso banquete
de frutas y dulces y nueces.
Buckley conversa con el rey gitano
y seca las lágrimas a la niña
del reluciente mercedes benz,
que entona su blues del verano.
Billie, en una mesa, al fondo
reparte sus cartas, palmas arriba,
y señala con gracia femenina
al nuevo ángel que se acerca.
2 comentarios:
ichiara,
me gusta este blues, de ángeles,un abrazo
Alfaro, fueron nuestros y ahora bajo esa apariencia angelical siguen siéndolo. Un beso
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