jueves, 28 de agosto de 2008

El nuevo inquilino

Buckley se adentra en el agua
y el ángel sesga sus alas
y se doblega como el hombre
a la única verdad aceptada.

El cordero lame la garganta
detenida en un susurro, descansada,
caliente de ecos y recuerdos
que fluyen altivos de la boca.

Alguien ha reservado una suite
para el nuevo inquilino.
En el centro, un suntuoso banquete
de frutas y dulces y nueces.

Buckley conversa con el rey gitano
y seca las lágrimas a la niña
del reluciente mercedes benz,
que entona su blues del verano.

Billie, en una mesa, al fondo
reparte sus cartas, palmas arriba,
y señala con gracia femenina
al nuevo ángel que se acerca.


2 comentarios:

mjromero dijo...

ichiara,
me gusta este blues, de ángeles,un abrazo

Isabel chiara dijo...

Alfaro, fueron nuestros y ahora bajo esa apariencia angelical siguen siéndolo. Un beso