Aumenta la distancia
del tránsito de la sangre
y reduce el flujo
de lágrimas en los ojos.
Eso me dijo el jugador de cartas
haciendo malabares con los naipes.
No tengo ases ni reinas, me dijo,
ni escaleras infinitas que escalar,
sólo la habilidad de los dedos
dirige mi destino.
Yo jugaba para ganar
exhortaba a los fantasmas
con minucias estelares,
miraba de reojo al contrincante
espiando huecos y sombras,
blandía con sutileza
el filo de mi navaja.
Ahora me gano la vida,
cada segundo de esa vida
desafiando la gravedad
de las graves miradas.
viernes, 24 de abril de 2009
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3 comentarios:
Qué bueno,
seleccionalo con otros dos, yo ya he acabado justamente esta mañana con los míos.
Un abrazo fuerte.
Me en-can-tó,
y... solamente desafiando a la gravedad es que podemos permanecer en este mundo.
El jugador no cuenta con las mejores cartas, pero sabe cómo moverse para sobrevivir; eso parece.
Un beso, amiga.
Gracias chicas, estoy en Tenerife, Alfaro ya presenté, un éxito, me programaron al lado de uno de los fundadores de la fura dels baus, un privilegio, y gustó un montón. El domingo vuelvo a Sevilla con ideas miles para el proyecto. Te he nombrado mil veces, ya te contaré más.
Raquel, desafiar la gravedad es lo más inteligente que podemos hacer, y no dejar que fluya por ahí más de lo que debe. Ya te contaré también de los líos en los que ando metida para pedir tu consejo.
De todas formas, en las islas sigo trabajando y escribiendo. La insularidad inspira a los de secano, jajaja
Besos millones a ambas (y a la otra, of course)
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